El Aleph



“El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y vi la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mi como en un espejo (...)

Temí que no quedara una sola cosa capaz de sorprenderme, temí que no me abandonara jamás la impresión de volver”.

Jorge Luis Borges, El Aleph.

EL SUJETO ESCINDIDO

Hablo de mi cuerpo, pero mi cuerpo no es yo.
Hablo de mi vida, pero mi vida no es yo.
Hablo de mis sentimientos, pero mis sentimientos no son yo.
Hablo de mis pensamientos, pero mis pensamientos no son yo.
Hablo, incluso, de mi alma, pero mi alma no es yo.

Tengo un cuerpo, un cerebro, tengo vida y memoria, tengo ideas, sentimientos, imaginación y alma. Todo son "cosas" o "propiedades" mías. Por lo tanto, en tanto que son "mías", no son "yo", están separadas de mi, pero entonces, ¿dónde estoy yo? ¿Quién es ese sujeto que "posee" todas esas cualidades? ¿Qué digo cuándo digo "yo"? ¿Qué es yo?